Otorgado por las academias, consejos y asociaciones de cine de Iberoamérica
Organizado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas
Con este galardón los países de Iberoamérica hoy rinden un merecido tributo a la trayectoria de uno de sus más originales cineastas. Alejandro Jodorowsky nace en 1929 en la ciudad de Tocopilla en el norte de Chile. Ha consagrado su vida a lo que él llama un “arte para sanar”. Poeta, novelista, tarotista, mimo, actor, guionista de comics, cineasta, son parte de un abultado currículo con el que el realizador ha logrado sorprender al público mundial desde su primer trabajo: Fando y Liz, largometraje del año 1968, producido en México, que será la llave para entrar al universo mágico del psicomago.
Cuarenta y ocho años han trascurrido desde ese primer filme, y Jodorowsky vuelve a sorprender a sus seguidores con la misma fuerza en sus imágenes. Poesía sin fin, su octavo largometraje, es la segunda obra de una trilogía autobiográfica que comenzó con La danza de la realidad, producción que marcaría el regreso del cineasta luego de 23 años alejado de la dirección cinematográfica.
Y es que cada vez que uno asiste a una película de Alejandro Jodorowsky, algo es remecido en lo más profundo de la experiencia como espectador. El cine de Jodorowsky no ha perdido la genialidad que convirtiera a su filme El topo en responsable exclusivo de fundar el ritual del cine a la medianoche o midnight movie sessions. Y con Poesía sin fin la leyenda continúa.
Porque estamos seguros que sus seguidores volverán a sorprenderse con el imaginario y los relatos del cineasta, deseosos también de encontrar en las próximas películas de Alejandro Jodorowsky alguna pista de Duna, que finalmente sólo logró habitar en la audiencia a través de los relatos apasionados de su director, es que nos sentimos honrados de poder reconocer a uno de nuestros grandes creadores con este premio.