Deus e o Diabo na Terra do Sol

Rio, 40 Graus

Terra em Transe

Cinco Vezes Favela

El cine en Brasil

Cinema Novo

Contexto

Retomando la historia del cine en Brasil, en los años cincuenta, en la zona de Río de Janeiro, el género de la chanchada estaba en pleno apogeo, además la producción cinematográfica nacional tuvo un mayor crecimiento gracias a la fundación de una veintena de compañías entre 1949 y 1953. Una de las productoras que destacó en estos años fue Atlântida, con exitosas películas como Carnaval no Fogo (Carnaval en el fuego, 1949), Nem Sansão nem Dalila (Ni Sansón ni Dalila, 1955) y Matar ou correr (Matar o correr, 1954).

Por otra parte, el largometraje O Cangaceiro (El bandido, 1953) de Lima Barreto, una especie de western brasileño que sigue a unos bandidos (cangaceiros),  fue premiado en el Festival de Cine de Cannes y relanza este género que fue explotado en los años sesenta.

Con este panorama cinematográfico, a mediados de los años cincuenta, un grupo de productores independientes y jóvenes realizadores comenzaron a inclinarse por un cine diferente, más cercano a la realidad del país y con tintes psicológicos. Tuvieron inspiración en los movimientos europeos y buscaron abordar temas de la vida cotidiana como historias de trabajadores o de las clases bajas.

Cinema Novo y La estética del hambre

El parteagüas en la historia del cine brasileño llegó con el estreno de las películas de Nelson Pereira Dos Santos, cintas precursoras del nuevo movimiento que se conoció como Cinema Novo. La primera, Rio, 40 Graus  (Río, 40 grados, 1955), fue un largometraje censurado en su momento que retrataba la dura vida de las favelas y barrios populares. Le siguieron Rio Zona Norte (Río, zona norte, 1957)  y O Grande Momento (El gran momento, 1958), que continuaron con la misma temática.


Río de Janeiro se convirtió en el principal centro de producción para esta generación de cineastas nacidos entre 1931 y 1940. Sus principales expositores fueron Glouber Rocha, Ruy Guerra, Carlos Diegues, João Pedro de Andrade, así como Leon Hirzsman, Paulo Cesar Saraceni, Walter Lima Jr, Gustavo Dahl, Arnaldo Jabor, entre otros.

El Cinema Novo buscó la descolonización tanto económica como cultural, a través de una toma de conciencia social y política. Este movimiento estableció una ruptura con el cine de entretenimiento que dominaba la pantalla, en especial con las chanchadas.

Este nuevo movimiento se caracterizó por el uso del realismo, de está forma el lenguaje documental permeó en las ficciones. También se convirtió en un cine con instrumentos que al momento eran sumamente innovadores como  el uso de la cámara al hombro o planos largos que asemejan a estilos contemporáneos como el neorrealismo italiano y la nouvelle vague francesa.

Este movimiento cinematográfico estuvo acompañado de textos teóricos, donde Glauber Rocha fue el principal redactor con la tesis “La estética del hambre”, publicada en 1965.

La llamada «estética del hambre”, se presentó en la historia del cine brasileño, primero como una preocupación por despejar toda alienación histórica que enmarcaba a Brasil en ese momento. Después, como la necesidad de construir una visión propia, con nuevas historias, así como un nuevo lenguaje fílmico que fuese diáfano y que pudiera responder, ¿quién y cómo es realmente el pueblo brasileño?

La estética del hambre encontró en el Cinema Novo la oportunidad de consolidarse y ofrecer al imaginario brasileño la apropiación de la verdad como forma de conciencia práctica, es decir, de cómo se piensan y se presentan al mundo.

Esta corriente, estuvo, entre otros factores a la vida política brasileña, fue dividida por varios autores en tres fases: 1960-1964, 1964-1968 y 1968-1972.

Primera fase 1960-1964

La primera fase del Cinema Novo se caracterizó por tener aires de optimismo y temáticas, predominantemente rurales, además de buscar la transformación social a través del cine.

En estos primeros años destacan las películas Cinco Vezez Favela (Cinco veces favela, 1962), que, a través de cinco episodios, presentó la situación de una favela. Barravento (1962), donde Glauber Rocha contrapuso el pensamiento político y las creencias religiosas, y Os Cafajestes (Los criminales, 1962) de Ruy Guerra, que incluyó el primer desnudo frontal femenino en la historia del cine brasileño, innovación que le costó la censura 10 días después de su estreno.

Entre 1963 y 1964 se estrenaron tres películas del Cinema Novo que obtuvieron eco internacional: Vidas secas (1963) del director Nelson Pereira dos Santos, que plasma la vida de una familia campesina en busca de tierra fértil. El drama y la violencia penetró la pantalla en Deus E Diabo na Terra do Sol (Dios y el Diablo en la tierra del Sol, 1964) de Glauber Rocha y en Os Fuzis (Los fusiles, 1964) de Ruy Guerra, un soldado busca parar a una población de campesinos hambrientos de saquear un depósito de comida.

Vale la pena anotar, fuera del contexto del Cinema Novo, que en 1962 O Pagador de Promessas (El que da su palabra) de Anselmo Duarte se llevó la Palma de Oro en Cannes.

Segunda fase 1964-1968

El golpe de Estado en el país del 1 de abril de 1964, también tiene como consecuencia que el Cinema Novo entre a su segunda fase. Las historias que estaban situadas en provincia o en el semidesierto, se trasladaron a la ciudad y el uso de la metáfora abre paso dejando al realismo y a la censura a un lado.

O Desafio de Paulo César Saraceni (1965) fue un ejemplo de lo anterior, ya que presenta a un periodista que enfrenta la represión impuesta por el golpe militar de 1964.

Otras películas que destacaron de la época fueron A Falecida ( La fallecida, 1965) de Hirszman, São Paulo, Sociedade Anônima (1965), de Luis Sérgio Person y A Grande Cidade (La gran ciudad, 1966), de Carlos Diegues y Terra em Transe (Tierra en trance, 1967) de Glauber Rocha, un largometraje barroco que buscó reflejar la situación de confusión social y política de la época a través de la mirada de un periodista de un periodista de izquierda.

Tercera fase 1968-1972

En 1968, el Acto Institucional Nº 5, el quinto de una serie de golpes emitidos por la Dictadura militar brasileña los años siguientes al Golpe de Estado, endureció el contexto; haciendo que la censura, tortura y represión aumentaran considerablemente.
A partir de este momento, el movimiento empieza a disolverse. Ruy Guerra, Carlos Diegues y Glauber Rocha se exiliaron y trabajaron en el extranjero.

Particularmente, Rocha presentó História do Brasil (Historia de Brasil, 1973), y A Idade da Terra (La edad de la tierra, 1980). Muere prematuramente en 1981.

Las carreras del resto de los realizadores se diversificaron, Pereira Dos Santos presentó O Amuleto de Ogum (El amuleto de Ogum, 1974), Diegues transitó por el género de la comedia musical con Quando o Carnaval Chegar (Cuando llega el carnaval, 1972), el melodrama con Xica da Silva (1976) y Bye Bye Brasil (1980) fue nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

En esta fase una serie de jóvenes, la mayoría radicados en Sao Paulo, comenzaron una revisión del cine, donde además de redescubrir el tropicalismo como un movimiento cultural genuinamente nacional, surge el cine marginal inaugurado por O Bandido da Luz Vermelha (El bandido de la luz roja, 1968) de Rogério Sganzerla, cinta inspirada en un famoso asaltante.

Este cine también llamado Udigrudi, surgido de la palabra en inglés Underground, se caracterizó por el uso de la ironía, el descuido técnico y el descuido técnico.

Tuvo exponentes como Júlio Bressane, que presentó Cuidado, Madame (1970), y Andrea Tonacci con Bang, Bang (1971), donde un actor no sabe distinguir la ficción de la realidad.

Pornochanchada

Llegando a los años setenta, estos estuvieron marcados por la pornochanchada, género que mezcló la comedia y el erotismo, a su vez influenciada por la comedia italiana de la década de 1960 y de los filmes eróticos europeos que comenzaron a llegar en la década de 1950.

Este cine, además del bajo presupuesto se realizó sin grandes directores, ni guionistas, por lo que transitó por géneros tan diferentes como la comedia, el policial e incluso el terror, es decir apeló a su consumo inmediato. Destacaron las películas A Super fêmea (1973) y 19 Mulheres e Um Homem (1977).

Para finales de 1970 la producción aumentó y terminó con la poca calidad existente. 10 años después, la internacionalización de la pornografía alrededor del mundo terminó por sepultar el género, además que el fin de la dictadura, 1985, vendría con nuevos aires de libertad.

No te pierdas las próximas publicaciones sobre Brasil.

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