Una mujer fantástica comenzó con una pregunta fundacional: ¿Qué pasaría si la persona que amas muere en tus brazos, y tus brazos son el peor lugar en el mundo en el que esa persona podría morir porque tú eres, por alguna razón, la indeseada, la rechazada? Junto a Gonzalo Maza, el coguionista, comenzamos a jugar con diferentes tipos de personajes que pudieran vivir esta situación, hasta que finalmente la idea de una mujer transgénero emergió hacia la superficie. Ese fue el primer momento fundacional. Se sintió como un choque eléctrico. Había algo poderoso en esa idea. Algo desafiante, inexplorado. Y quizás lo más importante, era una idea llena peligros: estéticos, éticos, artísticos. Y esa era una gran señal.

Sebastián Lelio
«Alguna vez Nina Simone dijo: “¿Cómo uno puede ser artista y no reflejar la época en la que vive?”. Cruda, vital, valiente, urgente: todo esto es Una mujer fantástica para mí, y Sebastián Lelio es un verdadero artista. Nuestra identidad, la manera en que nos definimos, es innegablemente nuestra. Ninguna presión externa puede cambiar eso. Muchos de nosotros lo damos por sentado y vivimos la vida en público bajo nuestros propios términos, sin incidentes. Pero para algunos, cuyas definiciones caen un poco más allá del lenguaje cultural tradicional, la mera rutina cotidiana puede sentirse como caminar en medio de un huracán».

– Fragmento de la traducción del texto que la directora estadounidense Kathryn Bigelow escribió y leyó al entregar el diploma de nominación de los premios de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS por sus siglas en inglés: Academy of Motion Picture Arts and Sciences).

Chile, Alemania, Estados Unidos, España | 104 min. | 2017